El electromagnetismo es una rama de la física que estudia y
unifica los fenómenos eléctricos y magnéticos en una sola teoría, cuyos
fundamentos fueron sentados por Michael Faraday y formulados por primera vez de
modo completo por James Clerk Maxwell. La formulación consiste en cuatro
ecuaciones diferenciales vectoriales que relacionan el campo eléctrico, el
campo magnético y sus respectivas fuentes materiales (corriente eléctrica,
polarización eléctrica y polarización magnética), conocidas como ecuaciones de
Maxwell.
Se denomina solenoide a la bobina que, por su diseño, genera
un campo magnético de gran intensidad. Esta bobina, de forma cilíndrica, cuenta
con un hilo conductor que está enrollado de forma tal que la corriente provoca
la formación de un campo magnético intenso. Cabe mencionar que en su etimología
encontramos la unión de dos términos de origen griego que pueden traducirse
como “en forma tubo”, lo cual se con dice con el aspecto del solenoide.
A través del hilo conductor del solenoide circula la
corriente y se genera el campo: mientras más extensa sea la bobina, más
uniforme resulta el campo en su interior. De acuerdo al núcleo, el solenoide
puede actuar como electro imán.
El solenoide se emplea en una clase de válvula que recibe el
nombre de válvula solenoide. La apertura y el cierre de estas válvulas se
producen por pulsos eléctricos y pueden controlarse, en ciertos casos, por
medio de un programa.
Podemos encontrar solenoides en los automóviles. El
solenoide de arranque del vehículo, cuando se gira la llave, se acopla al motor
de arranque a través de un eje y logra generar el movimiento necesario para que
el motor gire.
Este solenoide, por lo tanto, recibe corriente cuando la
llave gira; dicha corriente comienza el procedimiento para forzar el arranque,
incluyendo acciones sobre un émbolo, un piñón y el cigüeñal del motor. Una vez
que el motor empieza a girar, la reacción del combustible le permite generar su
propia energía. De esta manera, deja de ser necesario el giro del cigüeñal.
Cabe destacar que, cuando la llave pasa de “inicio” a la
posición de “encendido”, se produce la Desactivación del solenoide. Esto quiere
decir que la bobina cilíndrica deja de enviar corriente al motor de arranque.
El beneficio más destacado del uso del solenoide se puede
apreciar al realizar ciertos experimentos del campo de la física, y es la
uniformidad que ofrece, como se menciona en párrafos anteriores. Por otro lado,
también tiene algunas desventajas, como ser que no puede generar un campo
magnético elevado si no se cuenta con un sistema de refrigeración y un equipo
de elevado coste económico, y que resulta menos directo que las bobinas de
Helmholtz.
Las bobinas de Helmholtz, por su parte, tienen forma
circular y comparten un mismo eje, así como el mismo nivel de corriente que
fluye en un único sentido, y se utilizan en técnicas de laboratorio que buscan
un campo magnético de gran uniformidad. Para que el campo central sea lo más
uniforme posible, las bobinas deben estar ubicadas a una distancia entre sí que
equivalga a su radio.
El físico y matemático de origen francés André-Marie Ampère,
que nació a finales del siglo XVIII y vivió hasta mediados del XIX, fue la
primera persona en acuñar el término solenoide, y lo hizo en el año 1820. En
ese entonces, se encontraba trabajando en un experimento que tenía como tema
principal las corrientes circulares.
No ocurre tan a menudo encontrarse con un invento tan
antiguo que continúe teniendo relevancia en la actualidad, especialmente si
consideramos que su uso tiene lugar en el ámbito de la ciencia, donde los
constantes avances dejan obsoletos muchos descubrimientos.
La fórmula para realizar el cálculo del campo magnético en
el tercio medio es la siguiente: B = mNi / L. Las variables involucradas en
dicha ecuación son la permeabilidad magnética (m), la cantidad de espiras (N),
la corriente que circula (i) y la longitud total.
Por otro lado, con estos mismos elementos es posible
calcular el campo magnético de los extremos. Para dar con dicha aproximación es
necesario hacer un solo cambio: multiplicar por dos la longitud del solenoide
antes de dividir el resultado del producto mNi.
La función principal de un solenoide es activar una válvula
que lleva su mismo nombre, la válvula solenoide. Esta válvula opera de acuerdo
a los pulsos eléctricos de su apertura y de su cierre.
Por lo general, este tipo de dispositivo se puede programar
según ciertos horarios y dentro de sus usos más comunes se encuentran los
sistemas de regulación hidráulica y neumática. Dentro de este último campo, es
frecuente utilizarlo para permitir el flujo o realizar la detención de
corrientes de alto amperaje en los motores de arranque. Debido a su
funcionamiento, es posible encontrar solenoides en varias partes de un motor,
no sólo en el motor de arranque.
Para hacer que uno de estos dispositivos cumpla sus
funciones, es necesario aplica corriente positiva a uno de sus terminales. Se
aplican cargas positivas y no negativas ya que esta última está aplicada en el
momento en que se instala, en la tierra. En el único caso en que este principio
no es aplicable, es para los motores de arranque. Estos motores son controlados
por un interruptor, o switch, que impide que el vehículo comience a movilizarse
a menos que éste se encuentre en neutro o en parking. Este interruptor está
ubicado en la transmisión del vehículo y está conectado eléctricamente a fin de
que se mueva junto al movimiento de la palanca de cambios.
Es importante mencionar que existen varios tipos de
solenoide, por lo que es lógico que su instalación y conexión también varíe. No
obstante, ya se trate de un solenoide u otro, y se le den usos diferentes,
todos ellos operan bajo el mismo principio explicado con anterioridad.
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